Por: José Oropeza, socio – director de Impronta Research
En los últimos 30 años, el debate en nuestra sociedad se ha centrado en la lucha y reclamo por nuestras libertades, esta lucha individual o colectiva es positiva pues nos ayuda a mejorar como sociedad, sin embargo, para lograr el equilibrio de esta, necesitamos iniciar una conversación alrededor de nuestros deberes, conversación que hemos postergado por largos años y que hoy se hace necesaria para lograr un modelo de sociedad viable.
Nuestra auto percepción como sociedad está lejos de ser buena, al menos el 57% de peruanos es consciente de nuestra falta de “civismo” mientras un 37% nos otorga una calificación neutra (ni buena ni mala)
Fuente: Impronta Research / Febrero-marzo 2021
Sin importar el NSE o la edad, esta percepción es compartida por la sociedad y es coherente con lo vemos en el día a día, sin embargo, es importante resaltar que son los mayores de 45 años los que son mas duros al momento de evaluarnos como sociedad, encontrando diferencias mínimas entre los NSE A y B cuyas calificaciones buenas crecen en el mismo sentido que las malas.
¿AMABLES Y SOLIDARIOS?
Tratamos de ser una sociedad amable, al menos es lo que expresan el 57% de los encuestados, sin embargo, solo respetamos las reglas mientras no nos afectan.
La desconfianza en el cumplimiento de las reglas/normas/deberes por parte de los demás, genera un círculo vicioso que nos aparta del cumplimiento de nuestras obligaciones y solo nos centra en el debate de las libertades.
Robert Putnam, en su análisis de las comunidades cívicas (Making Democracy Work / 1993) habla sobre la experiencia de las instituciones regionales italianas.
“En los distritos menos cívicos la vida pública estaba organizada de un modo jerárquico, los asuntos públicos eran “cosa de los políticos”, la participación estaba impulsada por el clientelismo o el puro interés egoísta y la corrupción era la norma. La política era elitista: los dirigentes se mostraban escépticos y reacios ante la opción de que la gente interviniera en las decisiones.”
Esta pareciera una foto de nuestra sociedad, en donde el interés por los asuntos públicos va perdiendo fuerza, así como el cumplimiento de las reglas por parte de la comunidad y la desconfianza en la política y la estructura del estado.
¿CUAL DEBERÍA SER NUESTRO APORTE COMO MARCA?
Un estudio desarrollado por KWP en el 2020 nos indica que el 96% de los peruanos esperan que las marcas continúen anunciándose, el consumidor quiere marcas presentes, marcas que generen acción, con comunicación que sea coherente, útil y positiva.
En el mismo estudio, el 75% de los consumidores esperan que las marcas informen acerca de los esfuerzos para afrontar este momento de crisis, trasladando a las marcas una responsabilidad que debería ser liderada desde el estado.
En el Perú, los consumidores esperan que las marcas se involucren con la comunidad a un nivel más profundo, que se involucre con la vida cívica del país, estas expectativas han sido entendidas por algunas marcas que han logrado alinear su propósito y generar acciones en esta línea, no de forma oportunista sino con ánimo de aportar en la construcción de una sociedad más cívica y saludable.
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