Por: José Miguel Marchena, gerente de Innovación y Desarrollo de ISIL.
En una reciente entrevista, Pilar López, CEO de Microsoft en España, comentó: “La economía post-Covid generará muchos empleos tecnológicos, pero también incrementará la brecha de las habilidades digitales”., lo que López nos plantea es que, aun teniendo en frente una de las crisis económicas más complejas de la historia, se están incubando oportunidades de trabajo para los profesionales que hayan desarrollado competencias digitales en su set de capacidades.
Sin embargo, en el Perú, según el último estudio que desarrollamos en ISIL, no estaríamos listos para capitalizar estas oportunidades. Y es que, si bien, por una parte, el 83% de los ejecutivos reconoce las competencias digitales como claves para su desarrollo profesional, por otro lado, el 70% de las empresas encuestadas afirman que, hay escasez de profesionales con un nivel óptimo en el desarrollo de estas habilidades.
De otro lado, el mismo estudio que, tomó como referencia el Marco Europeo de Competencias Digitales para los Ciudadanos, nos entrega un diagnóstico particularmente preocupante: solo el 18% de los ejecutivos peruanos considera que tienen un nivel avanzado en las cinco competencias digitales que este framework propone: (i) Información y Tratamiento de Datos, (ii) Comunicación y Colaboración, (iii) Creación de Contenido Digital, (iv) Seguridad Digital y (v) Resolución de Problemas
De lo señalado, la principal, y más inquietante, conclusión, es que, en un contexto de mercados recesivos, en donde la competencia profesional será particularmente ardua, las oportunidades de empleo tendrán una nueva configuración y las competencias digitales son una condición innegociable. Teniendo la firme convicción que, realizar este tipo de aclaraciones es redundante, resulta válido anotar que, todas las profesiones, sin excepción, están implicadas en este desafío. Querido contador, abogado o financiero, recuérdalo: no se permiten excusas.
¿Jóvenes digitales y adultos análogos?
Y es que, si bien, por una parte, el 83% de los ejecutivos reconoce las competencias digitales como claves para su desarrollo profesional, por otro lado, el 70% de las empresas encuestadas afirman que, hay escasez de profesionales con un nivel óptimo en el desarrollo de estas habilidades.
El problema se acentúa cuando notamos que, para muchos, existe una relación indiscutible entre las habilidades digitales y los jóvenes. Por tanto, hablar de tecnología es hablar de jóvenes. Se asume que, estas habilidades son exclusivas de quienes nacieron en una época determinada, porque claro, son ellos los “nativos digitales”.
Sobre la base de esta excusa sistemática, eludimos la responsabilidad de hacernos cargo del problema. Hemos comprado muy bien la historia de las generaciones con rótulos específicos: millennials, centennials o pandemials, y, hemos entregado a esta lógica nuestra energía para no escapar de nuestra zona de confort. En definitiva, hemos resignado en los jóvenes el derecho de explotar las capacidades digitales, excluyéndonos voluntariamente de la oportunidad.
Los nativos digitales no existen. Está claro que, algunas generaciones nacen en un entorno más digital, por ello, muestran una disposición natural a este entorno. Sin embargo, es pertinente aclarar que, tener muchos seguidores en redes sociales o ser muy ágil para responder un mensaje de WhatsApp, no equivale a dominar competencias digitales, al menos no las que te garantizarán algún éxito profesional.
Enrique Dans, profesor del IE, explica esta situación con gran claridad, en el prólogo del libro cuyo nombre tomamos prestado para el título de esta columna, señala lo siguiente:
“… ¿Programación? Buena suerte encontrando adolescentes que sepan convertir ideas en código ejecutable. Precisamente cuando el mercado de trabajo parece estar demandando profesionales cada vez más preparados en su capacidad de relacionarse con objetos programables, los jóvenes parecen usar sus smartphones simplemente para jugar a juegos triviales, para escribirse mensajitos, para compartir fotografías y vídeos… y para muy poco más.”
Nos hemos ocupado mucho de la transformación de las empresas, no perdamos de vista nuestra propia transformación digital sin importar nuestra edad. Lo que está claro es que, el desafió no será el desempleo, sino eludir la obsolescencia.
Muy bueno!